Siempre quiso viajar.
Cuando niño lo hizo a través de las historias de sultanes orientales y encantadores exóticos.
Cuando joven, siguió haciéndolo con libros que mostraban países lejanos y maravillosos y gentes diversas.
Cuando adulto, ahora más serio pero sin perder la capacidad de asombro, continuó viajando a través de los libros de historia, guerras...
Cuando anciano, emprendió su único viaje en realidad, en cuerpo y alma:
Su cadáver estaba lleno de mundo.